¿Recordáis que hace unos días os contamos la historia de «Rufus», un simpático boston terrier que las pasó muy malitas por culpa de una enfermedad que le había transmitido una garrapata? Dicha enfermedad es rara de ver por nuestra tierra, parece ser que nuestras garrapatas son más indulgentes con nuestros perros.
Pues bien, lo que nos ha ocurrido la semana pasada es algo que de vez en cuando se nos presenta. Y es que, basta que no veamos una determinada enfermedad en meses o años, para que haga acto de presencia en cuestión de días. Y así es como nos vino «Ama», una diligente braca alemana, muy seria en su trabajo, cazar, pero muy alegre fuera de él.
No era la misma, estaba triste e inapetente. Nos temimos algo relacionado con el celo que acababa de terminar, pero cuando palpamos su enorme bazo nos pusimos sobre la pista. Mientras hacíamos una analítica de sangre, interrogamos a la persona responsable de ella y obtuvimos una información muy valiosa, había estado cazando en Burgos.
El frotis de sangre nos daba una vez más el diagnóstico y la sorpresa de un nuevo caso de babesiosis canina, al mismo tiempo que nos aportaba la esperanza de un tratamiento eficaz y por lo tanto de una pronta y esperanzadora recuperación.
Inmediatamente empezó el tratamiento y hasta donde hemos podido saber, «Ama», está muy bien y ha vuelto a recuperar su actividad cinegética.
De nuevo un caso de enfermedad transmitida por una garrapata que puede llegar a ser mortal si no se coge a tiempo, y fijaos un detalle, mirad en qué época del año estamos.
Este es nuestro segundo caso en poco tiempo, pero ¿habrá un tercero? Si así sucede, os lo contaremos, pero eso ya será en otro capítulo de las HISTORIAS DE NUESTRA CLÍNICA