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Hola amig@s, es posible que algunos de vosotros os sorprendáis por el tema que vamos a tocar, sin embargo la epilepsia es una enfermedad que no resultará nada rara para otros muchos de vosotros, y es que estamos hablando de una patología más frecuente de ver entre nuestros perros de lo que nos gustaría.

Hemos agrupado en cinco cuestiones los puntos importantes a tener en cuenta cuando nos enfrentamos a una situación tan desagradable como es un ataque epiléptico.

1-¿A qué nos referimos cuando hablamos de epilepsia?

Habitualmente hablamos de epilepsia cuando nos encontramos con un tipo de ataques convulsivos de aparición repentina  e injustificada, a edades tempranas, desde meses hasta los 5 años de edad del perro, que apenas duran uno o dos minutos, aunque parezcan eternos, y que de la misma manera que vienen, se van, dejando a nuestro amigo agotado y desorientado. A este tipo de ataque convulsivo lo llamamos EPILPESIA IDIOPÁTICA.

«Muchos ataques aparecen mientras el animal duerme o está relajado, en contra de lo que muchos pudieran pensar»

Si el ataque convulsivo se presenta a edades más avanzadas normalmente detrás de ellas habrá una causa justificada, más o menos fácil de diagnosticar, como tumores, enfermedades degenerativas o endocrinas,  y otras, que en algún caso podrán llegar a tener tratamiento e incluso una cura. Este tipo de epilepsia recibe el nombre de EPILPESIA ADQUIRIDA, y no es el objeto de nuestro artículo.

Por lo tanto, la epilepsia idiopática, es una enfermedad que no tiene cura, y esto es algo importante que debemos tener claro desde el comienzo, aunque para tranquilidad de muchos, tiene tratamiento, y en ocasiones, eficaz.

“La epilepsia es típica de los perros, pero no se puede descartar en los gatos”

2-¿Cómo se llega al diagnóstico?

En segundo lugar, debemos saber que el diagnóstico por desgracia, se establece no solo por el aspecto de los ataques, si no descartando mediante pruebas diagnosticas otro tipo de enfermedades que también cursan con ataques convulsivos. Dichas pruebas consisten en análisis de sangre, análisis de orina, electrocardiogramas y en el mejor de los casos, análisis del líquido cefalorraquídeo y la resonancia magnética del cerebro.

“El aspecto del ataque convulsivo es muy importante para ponernos sobre la pista de la sospecha de epilepsia”

En definitiva, no hay una prueba que determine la causa o el origen de este tipo de epilepsias, de ahí su apellido de “idiopática”. Además, esta cuestión no es tan fácil en ocasiones, ya que ni todos los ataques convulsivos son debidos a una epilepsia como hemos dicho antes, ni todas las epilepsias cursan con ataques convulsivos “convencionales”. Habrá ocasiones en que el ataque epiléptico lejos de aparecer como una violenta oleada de convulsiones se nos presentará de las formas más variopintas a la vez que extrañas. Tal es así que para el propietario del animal, dicho ataque epiléptico podrá ser interpretado como cualquier cosa menos un ataque convulsivo. Y así ocurre con las llamadas “ausencias” donde el perro parecerá desconectar del mundo exterior sin más, o los ataques parciales donde solo veremos tics musculares o mioclonias en musculos concretos, o las “persecuciones de cola” o “las cacerías de moscas”, verdaderamente desconcertantes.

“Un aspecto común a todas los ataques, es que el animal desconectará de su entorno, lo que no significa que haya perdido el conocimiento”

3-¿Tratamiento sí o no?

Una vez tenemos esto claro, llega el momento de decidir si tratar la enfermedad o no, tema nada fácil cuando estamos hablando de medicaciones con sus efectos secundarios, contraindicaciones, responsabilidad en el cumplimiento, etc. Si a eso añadimos que para algunos dueños, un ataque al mes puede considerarse tolerable, pero no así para otros dueños que no podrán soportar ver a su querido animal en una situación aparentemente próxima a la muerte, dicha decisión deberá ser tomada tras ser razonada y analizada.

Curiosamente, los expertos en esta materia no se ponen de acuerdo, y al final se llega a la conclusión de que dicha decisión debe ser tomada por el propietario del perro en consenso con la información que le aporta el veterinario en todo lo que respecta a la enfermedad.

“Un ataque epiléptico nunca deberá suponer riesgo para la vida del animal salvo casos particulares”

4- ¿Cuál es el mejor tratamiento para mi perro?

Cada vez son más los medicamentos con los que contamos para hacer frente a la epilepsia, pero no siempre son todo lo satisfactorios que el dueño desea, o eficaces, o cómodos de controlar a largo plazo.

“En veterinaria no se plantea otra opción terapéutica más allá del tratamiento médico»

Lo cierto es que antes de empezar el tratamiento, el dueño deberá tener claro que comenzar con la medicación no tendrá vuelta atrás, y que deberá afrontar los gastos que se deriven de él así como los controles que necesariamente habrá que realizar, y todo ello con una responsabilidad total en cuanto al cumplimiento de dicho tratamiento.

5-¿Qué debo esperar a largo plazo?

Lo cierto es que el tratamiento al final lo que pretende como objetivo último es bien reducir el número de ataques epilépticos o bien tratar que dichos ataques sean lo menos violentos posible para evitar consecuencias negativas con el tiempo, y sobre todo, la desagradable experiencia de ver a tu mascota con convulsiones.

6-¿Qué hacer ante un ataque epiléptico?

Ante un ataque epiléptico, los consejos que os podemos dar son varios. Lo primero, tratar de conservar la calma. Ya sabemos que esto es fácil de decir pero difícil de cumplir ante una imagen tan violenta como es la de un ataque, pero hay que ser valiente y afrontar la situación con entereza.

Segundo, huir de leyendas urbanas como esa que dice que hay que evitar que se trague la lengua (solo conseguiremos con ello recibir un mordisco inconsciente  pero muy fuerte, de nuestro perro), o incluso conseguiremos que nuestro perro se muerda su propia lengua, y de paso le someteremos a más nervios y estrés.

“Ante un ataque epiléptico, una idea magnífica es conservar la calma y grabarlo con nuestros maravillosos super-teléfonos móviles. El veterinario tendrá una prueba valiosísima del aspecto del ataque”

Tercero,  reducir al mínimo la llegada de estímulos al cerebro (luces, sonidos y contactos físicos) que de otra manera solo conseguirían agravar el ataque. Al fin y al cabo, para entender este punto solo tenemos que comparar al cerebro antes y durante un ataque con un ordenador al que se le está sometiendo a un bombardeo de órdenes. En dicha situación, el resultado lógico es que termine en una más que probable situación de “colgado”, traducido al cerebro, en un ataque más violento o estresante si cabe.

Cuarto, hacer uso de medicamentos de acción inmediata aplicados en forma de ampolla rectal con efecto relajante. Hay cierta controversia al respecto de la utilidad de dichos medicamentos, pero al menos muchos propietarios se sentirán útiles, e incluso es posible que el animal se recupere del ataque de una manera más suave.

«Existen casos de confusión con un ataque de agresividad lo que en realidad era un ataque epiléptico»

Quizás fruto de la selección genética, la epilepsia es una enfermedad muy frecuente en nuestros tiempos, por eso unas nociones básicas o un mínimo de cultura sobre este tema nunca vendrá mal para todos los amantes de los perros.

 

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