Hola amig@s. Por fin, ayer «Wanda» decidió que era el día de su segunda oportunidad. Pero una vez más, también decidió que le hiciéramos nosotros el trabajo, y de nuevo tuvimos que recurrir a la cesárea. La cosa empezó por la mañana, y cuando al mediodía comprobamos con una ecografía que el latido de sus hijos estaba disminuyendo peligrosamente, tomamos la decisión de intervenir. La diferencia ha radicado en que esta vez será la última, ya que se decidió que «Wanda» no volviera a tener más cachorros, y tras superar la primera fase de la cirugía se decidió esterilizar.
Todo ha ido de maravilla, igual que la primera vez. Os podemos decir que hasta hace apenas 2 horas sus 3 hijos están bien, aunque tirando de biberón ya que eso de la lactación, al menos de momento,
tampoco va con «Wanda», y eso que esta vez la madre está muy bien, incluso con instinto maternal, pero dice que no da leche.
Hasta aquí todo bien. Y entonces os preguntaréis dónde está el problema. Pues bien, fijaos en las fotos, os ponemos el interior de la boca de 2 de los gatitos, donde se puede apreciar el paladar duro. Como podéis comprobar, uno de ellos tiene el paladar abierto. Eso se llama «paladar hendido», y es una malformación relativamente frecuente en los recién nacidos.
Lo detectamos inmediatamente, en cuanto vimos que dicho gatito, ahora apodado «el Pompas», hacía burbujas por la nariz desde el mismo momento que nació. Os daremos más información de su evolución, pero de momento os diremos que se trata de una anomalía seria, cuya primera consecuencia es que no puede mamar ya que no puede hacer vacío con la lengua cuando se agarra al pezón de la madre o en este caso del biberón, y no solo eso, la leche se le va hacia las fosas nasales, corriendo el peligro de que acabe en pulmones, con el enorme riesgo de que ello derive en neumonía y muerte.
Así que ahora, después de la cesarea y de tener que dar de mamar a los cachorros, el «Pompas» necesita de toda nuestra ayuda para salir adelante en sus primeros días de vida, y para ello debemos sondarle y así introducir la leche directamente en el estómago.
Sabemos que queréis saber mucho más sobre este nuevo capítulo de la vida de «Wanda», pero nos vais a permitir que os lo vayamos contando en pequeñas «diocesis» en lo que será un nuevo episodio de LAS HISTORIAS DE NUESTRA CLÍNICA.