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Hola amig@s, por fin encontramos un hueco para recuperar nuestra afición por contar lo que nos encontramos día a día en nuestra clínica.

En este caso, por petición expresa de sus dueños, os vamos a contar lo que le sucedió a «Sony» hace unos días, y es que esto de salir en nuestra web terminará convirtiéndose en todo un prestigio para su protagonista. De paso, servirá para nuestro objetivo, que todos aprendáis un poco más sobre temas de salud de nuestras mascotas.

La historia comenzó hace unos meses, cuando a «Sony» le aparecieron unos «bultos» sospechosos junto al ano. Inicialmente parecía una infección o saculitis de esas molestas glándulas llamadas sacos anales que los perros y gatos tienen a ambos lados del ano, como a las 2 y a las 10 si se tratara de la esfera de un reloj. Pero no era el típico caso de infección de los sacos anales, en que aquello se inflama, le duele, arrastra el culo por el suelo, se vuelve hacia atras, se lame, y finalmente revienta y expulsa pus. Aquello no terminaba de resolverse pese al tratamiento y cada vez más empezaba a parecerse a un tumor.

Los tumores de la zona perianal son muy habituales, sobre todo en perros enteros.

Sí amigos, aquí tenéis un motivo más para apoyar que la castración es beneficiosa para todos los machos, no solo para las perras.

El tiempo pasaba, y la sospecha del tumor cobraba más sentido, hasta que una citología nos confirmó lo que ya era más que una sospecha. La citología nos permitió además saber algo más sobre el tumor, que no parecía ser maligno, aspecto muy importante de cara al pronóstico y a la agresividad o no de la absolutamente necesaria cirugía futura. La citología es una técnica de diagnostico muy sencilla que consiste en pinchar la masa en cuestión con una aguja conectada a una jeringa y hacer varios aspirados con el objetivo de absorber células que luego depositaremos en esos cristales que utilizamos para mirar al microscopio. Se trata de algo muy sencillo y poco doloroso que aporta una información muy valiosa, aunque no tanto como una biopsia, que ya requiere cirugía, sedación o anestesia, y una muestra generosa del tumor, y por lo tanto resulta más costosa. Después todo queda en manos de la experiencia del veterinario que observar la citología.

La sorpresa vino cuando, mientras los dueños de Sony deshojaban la margarita sobre operar sí o no, y si añadir a la cirugía una castración sí o no, nos encontramos con que uno de los testículos había dejado de ser tan parecido a su compañero. Una ecografía del testículo hizo que los dueños no tuvieran que romperse la cabeza con la decisión, estaba claro, «Sony» tenía además un tumor en uno de los testículos y por lo tanto, además de extirpar los tumores, habría que castrar. Que quede constancia que los tumores de la zona anal hacen necesario SIEMPRE la recomendación de la castración si no queremos que la historia se vuelva a repetir una y otra vez, que los tumores vuelvan a a salir una y otra vez.

Los tumores de la zona perianal están muy influidos por la estimulación de las hormonas producidas en los testículos

Solo quedaba concretar la cita para la intervención. El día D vino prontito a la clínica en ayunas, orinado y defecado como mandan los cánones. Por suerte, una cirugía de este tipo no requiere anestesia general. Una buena sedación con una mejor analgesia acompañada de una anestesia local adecuada, y sin apenas riesgos, los tumores y los testículos son separados de «Sony». Ni siquiera hace falta dejarle el culo lleno de puntos de sutura. Una buena sutura intradérmica como la que se utiliza en cirugía estética le dejará un trasero digno de un buen actor de telenovela. ¿Y para la castración qué? Pues una pequeña incisión por donde sacamos los dos testículos y otra sutura intradermica, y ya está. «Sony» ya es «nenuco».

Es cierto que después tuvimos la típica complicación de esta cirugía, y es que la sutura de los tumores, debido a que la zona no es precisamente la más limpia, se nos infectó pese al antibiótico y las curas. Esto supuso unos días más de cicatrización con un par de grapas de por medio que «Sony» llevó con la mayor dignidad posible.

Mientras «Sony» curaba las heridas, nos llegaban los resultados de la biopsia tanto de los tumores del ano, como del tumor testicular. Todos contentos, los tumores no solo eran buenos, si no algo más importante, el análisis demostraba que no quedaban restos de células tumorales y por lo tanto, nada hace pensar que nos vuelvan a dar problemas, estaban totalmente extirpados.

Actualmente «Sony» sigue viviendo felizmente en Arroyo acompañado de su familia humana, sin más preocupaciones que comer y disfrutar. Las chicas han quedado a un lado, o no, nunca se sabe si la oportunidad se pone a tiro. Y quién sabe si la lucha por imponerse a otros machos quedará en un segundo o tercer plano. Solo tendrá que aguantar a algún graciosillo con barba que le recuerda que a «Sony» le faltan un par de piezas, pero como es buen chico, no se ofende y a cambio nos pide otra golosina.

Moraleja, esta es solo una de las ventajas de la castración, evitar los tumores anales, pero hay muchas más, cuando tengamos otra oportunidad de contaros más casos que demuestran las ventajas de la castración las contaremos, pero eso será otro capítulo de nuestras HISTORIAS DE LA CLÍNICA.

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