HISTORIAS DE NUESTRA CLÍNICA: ADIOS SALEM
Hola amig@s, aquí estamos de nuevo aunque esta vez para contar una de esas noticias que nunca resultan plato de gusto. En noviembre del año pasado os hablamos de Salem, un encantador gatito que contrajo una terrible enfermedad, la leucemia, y que sirvió para enseñaros a todos lo que es una enfermedad como esa.
En realidad en Salem la leucemia se manifestó de una manera particular, con un tumor llamado linfoma. Desde entonces, tanto él como sus dueños han estado luchando por seguir adelante sabiendo que su futuro estaba predestinado.
Pues bien, ese futuro se presentó la semana pasada, Salem comenzó a no estar bien, había dejado de comer y cada vez estaba menos activo. Sus dueños alarmados nos lo trajeron, tenía fiebre. Todos queríamos pensar que solo se trataba de una pequeña recaída, una leve infección que con seguridad respondería a un buen tratamiento con antibiótico. Pero con el paso de las horas, la realidad, tan cruda en ocasiones, nos rompía todas las ilusiones y de nuevo nos abría los ojos para enfrentarnos a una triste realidad, estaba llegando el final de Salem, una anemia tan rápida como resistente a todos nuestros esfuerzos iba a ser la responsable.
A los 4 días de empezar con la fiebre y sin que pudiéramos hacer más por él, la anemia le impedía siquiera levantarse, e incluso le dificultaba la respiración. No quedaba más remedio, había que poner fin a esa situación si de verdad queríamos evitar más sufrimiento.
Desde el 14 de septiembre del 2016 que diagnosticamos el linfoma y empezamos el tratamiento, hasta el 29 de agosto han pasado exactamente 349 días, casi 1 año en el que Salem ha disfrutado de la vida como si la leucemia no fuera con él, haciendo una vida normal, o todo lo normal que puede ser con la llegada de su compañero poco antes de declararse la enfermedad. Un año en el que sus dueños, pese a tener la espada de Damocles en todo momento sobre sus cabezas, han podido disfrutar de su compañía y de momentos inolvidables viendo los juegos y la complicidad entre Salem y Gin, momentos que ahora quedan en el recuerdo para siempre, momentos felices.
Es posible que para algunos, 349 días no sean suficientes como para que “merezca la pena”, expresión que para los veterinarios siempre nos resulta difícil de encajar o de comprender su verdadero significado. La experiencia, como maestro de cualquier profesión, nos enseñó hace mucho tiempo que la lucha por un ser querido compensa o amortigua el dolor de su pérdida, y así ha sido con Salem, recompensado con casi un año de compañía, un año de vida humana, un año que para Salem han sido muchos días al lado de sus amigos. ¿Quién en su lugar no lo firmaría?
A todos nos llega el final, de una manera o de otra, pero estamos convencidos de que a Salem le ha llegado con la satisfacción de ver a sus dueños luchar por él sin separarse en ningún momento, cosa de la que deben estar muy orgullosos y sentirse felices por haber compartido una vida maravillosa con un gato magnífico. Hasta siempre amigo.
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