Hola amig@s
En más de una ocasión os hemos hablado de las temidas y traicioneras espigas, os hemos alertado de su presencia, e incluso os hemos enseñado fotos de espigas dentro de oidos, ojos,…
«No siempre se consigue sacar la espiga en el primer intento, y hay que volver a intentarlo al día siguiente o a los pocos días»
Esta vez queremos, dentro de lo posible, que sintáis la misma satisfacción que nosotros cuando conseguimos sacar una espiga de dentro de la mano de un amigo de la clínica.
Como ya sabéis, uno de los sitios privilegiados para las espigas son las manos y los pies. Se suelen introducir entre los dedos o por la cara palmar/plantar, y se abren camino a través de todo el grosor de la mano o pie mediante un trayecto que llamamos fístula para terminar asomando en la cara dorsal de la mano o pié.
Nosotros lo que hacemos es buscar el orificio de salida, explorar todo el trayecto para poder hacernos una idea de por donde debemos buscar la espiga hasta dar con ella. Con suerte, como en el vídeo que os mostramos, se consigue con cierta facilidad. Normalmente, la dificultad para conseguir encontrar la espiga y extraerla, es proporcional al placer que se obtiene por ello. Cuántas veces ese momento nos recuerda a esa fábula tradicional del ratón que se hace amigo de un león gracias a retirarle una espina que tenía clavada en una pata. Pues va a resultar que dicha fábula es solo eso, una fábula, porque todavía está por ver que uno de nuestros pacientes nos dé siquiera las gracias por dicha heroicidad, aunque solo sea con un lavado de cara a lenguetazos. Nuestra profesión tiene esos momentos de cruel decepción y desilusión.
Conseguido el objetivo, solo queda curar con un antiséptico, ya que en poco tiempo, la fístula involucionará y desaparecerá como si nunca hubiera estado allí, sin dar la más mínima importancia a la labor realizada, y esfumándose una vez más, la oportunidad de hacer un amigo.
«En ocasiones, para poder sacar una espiga de manos o pies, es necesario sedar al paciente, todo depende de su colaboración»
Recientemente hemos conseguido extraer una pequeña brizna de hierba a través de una fístula que se había formado por encima del párpado superior provocando un absceso tan espectacular que hacía cerrar el ojo, debido al hinchazón, al pobre animal. Dicha hierba había entrado a través de un orificio en las encías del maxilar, junto a la última muela. La pena es que no tenemos pruebas gráficas, pero os lo contamos para que os hagáis una idea de los sitios tan increíbles de donde sacamos espigas.
Mientras, el verano sigue, y con él las dichosas espigas. Volveremos a luchar contra ellas, sacándolas de sitios a cada cual más curioso, y allí estaremos para contároslo, pero eso será en otro capítulo de las HISTORIAS DE NUESTRA CLÍNICA.