Para los que no tenéis acceso a el periódico de nuestro municipio, aquí tenéis un artículo muy interesante que presentamos hace ya bastante tiempo. Confiamos que os guste.
TOXOPLASMOSIS, GATOS Y EMBARAZO
Hola amig@s. Hoy vamos a tocar un tema de enorme interés para las mujeres que deseen quedar embarazadas y por extensión a todas aquellas personas que tengan en su familia a alguna mujer en esta situación, y que al mismo tiempo sean poseedoras de un gato.
No es infrecuente encontrarnos con la situación de que alguna de estas personas acuda a nosotros para consultarnos, siguiendo el consejo del médico, si deben “deshacerse” del gato que tienen en casa, salvo que quieran poner en riesgo el embarazo de la persona interesada. Nada más lejos de la realidad.
Cuando un médico hace este tipo de afirmaciones, poco o nada fundadas, dicho sea de paso, en realidad se está refiriendo a la TOXOPLASMOSIS, una enfermedad producida por un parásito llamado Toxoplasma. Dicho parásito puede llegar a ser un problema muy serio para una mujer embarazada, pudiendo provocar incluso el aborto si el contagio se produce durante los primeros meses de la gestación. Pero no solo puede ser un riesgo para las mujeres embarazadas, también puede serlo para aquellas personas que padecen enfermedades o tienen tratamientos que les provocan una depresión del sistema inmune y por lo tanto una bajada de las defensas.
Sin embargo, la probabilidad de que esto pueda ocurrir por el hecho de tener un gato, o hacer responsable de este tema a nuestro gato, es cuando menos injusto para el gato, y por ende, recomendar echar al gato de casa resulta poco inteligente, cruel e incluso contraproducente, ya que perderíamos los beneficios psicológicos y el bienestar que aporta disfrutar de la convivencia de un gato con una mujer embarazada o una persona enferma.
Es cierto que el gato es el hospedador final de Toxoplasma, pero eso no significa que sea el responsable de nuestro contagio. Numerosos estudios han demostrado que la vía de contagio en las personas es a través del consumo de verduras mal lavadas, carnes contaminadas y poco cocinadas o ingestión de agua no depurada, y no de nuestra mascota.
En caso de que nuestro gato fuera portador del parásito, cosa poco frecuente ya que para empezar debería comer carne cruda, es decir, ser un auténtico cazador, resultaría verdaderamente difícil que eso se tradujera en un riesgo para nosotros ya que se tendrían que dar unas condiciones muy especiales para que dicho parásito ingrese y se acomode en nuestro organismo. Entre otras cosas, son muy pocos los días en que el parásito sale a través de las heces del gato en la forma que puede infestarnos, y además necesitaría que se quedaran adheridos al pelo del gato. Por otro lado, necesita al menos 24 horas para transformarse en la forma en que sí es peligroso, y para entonces normalmente dichas formas son retiradas del pelo del gato por su costumbre de lamerse y acicalarse.
Prueba de que esto es así lo demuestran los estudios que dicen que las personas que tienen un contacto muy directo con gatos, incluso gatos enfermos, como son los veterinarios, no tienen más anticuerpos frente a Toxoplasma que la población normal.
Por lo tanto, antes que plantear crueles recomendaciones, lo razonable es tomar medidas de higiene, que para la toxoplasmosis, no son muy diferentes de lo que el sentido común nos aconsejaría. Y así, una persona en riesgo, debe manipular la carne cruda con guantes y cocinarla muy bien, o congelarla durante varios días a temperaturas muy bajas. El agua que ingiera deberá ser embotellada o hervida adecuadamente. Si realiza labores de jardinería o trabaja con arena y tierra, deberá hacerlo siempre con guantes. Si dicha persona es propietaria de un gato, deberá evitar ser la encargada de limpiar la caja de la arena, o en todo caso hacerlo mediante el uso de una pala, con mucha frecuencia para evitar que el parásito cambie a la forma peligrosa y de nuevo, siempre con guantes.
Por último, aquellas personas que pese a todo esto deseen saber si su gato es portador del parásito, deben saber que se pueden realizar pruebas en sangre que demuestren su presencia, de la misma manera que se hace con las mujeres embarazadas, pero esto no les permitirá saber el riesgo que tienen de poder contraer la enfermedad por culpa de su gato y en cualquier caso, deberán seguir teniendo los mismos cuidados que si no le hiciera esas pruebas.
En resumen, es extremadamente improbable que podamos padecer toxoplasmosis por tener un gato y por lo tanto, esto no justifica que abandonemos a nuestro gato por mucho que lo recomiende un médico.
Para más información: https://avepa.org/pdf/Posicionamiento_Toxoplasmosis_GEMFE.pdf